miércoles, 9 de julio de 2008

Los sueños y el miedo

Solo sé que ha habido 5 personas.
¡Tengo miedo! Solo eso, miedo...

Siento tanto miedo. Y, al ver todo eso, sentí nauseas. No tolero verte, pero lo hago... ¿por qué? Porque quiero hacerme daño. ¡Ya! Me jode todo eso. Debo dejarme de tonterías.

Los sueños. Los sueños influyen demasiado en mí. No en tonterías de significados astrales y palabrerías como esas. Mis sueños me cambian el ánimo.

Últimamente, solo tengo pesadillas y es porque tengo miedo, me siento insegura, ansiosa. Pero si en mis sueños, alguien muy cercano a mí es, en realidad, una persona mala conmigo, en la vigilia también tengo esa sensación. Llego a desconfiar, aunque no totalmente, de los demás. Me siento ansiosa cuando recuerdo mis sueños. Además mis sueños son vívidos y los recuerdo claramente, con sensaciones y todo. Creo que recuerdo más mis sueños que lo que me pasa despierta. Quizás vivo más en mi sueños.

Hace algún tiempo sentí algo raro. Unos años antes, había tenido un sueño, en el que frente a mi casa había un edificio (supuestamente del futuro) con muchas luces blancas, todo era como solemos imaginar el "futuro" (bueno, ya no como solemos, sino como solíamos). Se acercaba una catástrofe, quizás el puto "fin del mundo" y yo tenía miedo. Tenía tanto miedo de morir.
Hace unas semanas, andaba por mi casa, de un lado para el otro como cuando no tengo nada que hacer. Y me dirigí a mi computadora, pasé por la ventana y vi, frente a mi casa, la de los "vecinos", tenía bastantes focos de aquellos, blancos y luminosos. Fue tal el parecido con mi sueño de hace años que empecé a sentirme ansiosa. Sentí miedo, empecé a sentir nauseas y a temblar. Estuve así por toda la noche... luego, poco a poco, me llegué a acostumbrar y dejé de sentirme mal.
Es eso. Miedo. Necesito estar ebria para sonreír y dejar de sentir miedo, necesito que estés cerca de mí otra vez, necesito volar, desconectarme del mundo más de lo que ya estoy... No, no necesito nada, solo alcohol, pero, incluso, siento un terrible desgano por embriagarme. No solo es cuestión de bajar al primer piso e ir en busca de cualquier licor, también debo abrir la botella, tomar más de un trago y seguir tomando. Todo ese tiempo que se requiere me hace perder el interés por el alcohol. Soy una floja patológica. Quiero una pastilla o cocaína, no requieren mucho esfuerzo ni mucho tiempo para introducirlos al cuerpo.
Quiero dejar de sentir tanto miedo.

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